- Hola, ¿me dejas el móvil para hacer una llamada? ...
Delante de mí una mujer alta, atractiva, melena, minifalda, tal vez con un exceso de maquillaje. Mi padre hubiese dicho que era, sin duda, "una mujer de bandera". Le acerqué mi móvil instintivamente. Ella sacó, a su vez, su propio móvil, localizó el número y, con un móvil en cada mano y un cigarrillo en la boca, se justificó:
- ... me quedé sin saldo y es muy urgente.
Ahora ya no me parecía tan atractiva, tenía la voz ronca, estaba muy nerviosa, su maquillaje necesitaba un repaso desde hace horas, su bolso era una falsificación muy mala. Temí que echara a correr con mi móvil y me acerqué a ella, ella hablaba mientras andaba en círculos y yo la perseguía haciendo los mismos círculos. Escuchaba frases sueltas de su conversación.
- ... corazón, esperaba tu llamada. te habría llamado yo pero me quedé sin saldo ... no te pido nada, haz lo que más desees ... no me mientas, sé que me deseas ... nunca te he engañado ... no no no ... eso no ... yo también tengo sentimientos!
Intentó llorar pero sólo consiguió un sollozo melodramático y que su núez se agitara de forma convulsa. Le arranqué el móvil de las manos y consulté la lista de llamadas temiendo encontrar una llamada internacional. La primera entrada de la lista era "TIO ANDRES"
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miércoles, 14 de octubre de 2009
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